Orgullo aquel que salvaguarda lúgubres palabras insertas en el monitor mental, y la incoherencia es placer, placentero, y no hay necesidad de hablar, no hay, redundar para qué, palabras y demás, personalidad, en lo personal, feliz en la felicidad, vesánica por ti. Frases y no, luego aquí, luego más, y en la posteridad existirás y no hay quién lo asegure, no quiero el presente, quiero vivir y prontamente sobrevivir, colores en mí y en ti, para mí y para ti, y aquí hay un héroe, sí lo hay.
Interpretar sin mayor intención, querer porque sí, atención, tensión. Suavidad, verdad y más verdad, existe aquella conexión de tiempos anteriores, si existe, sí. Y por qué fue aquella la situación, y por qué el tiempo actuó de aquella manera, y por qué, porqué... nada más, o sí, el pasado está aquí para mí y para siempre, lindo, pero ahora es el futuro el que me llama a sí, lo quiero, quiero exclusivamente tu compañía, quiero despertar para seguir en esta perturbadora perfección, no hay tal cosa.
Sucede porque sé sabía de ti mucho antes, busqué sin querer donde no pensé encontrar, donde no pensé buscar, y no comprendo si fuiste tú o yo quien entró en un camino ajeno, fue para mejor, todo fue para mejor, no necesito tu reconocimiento ni el de otros, sé quien soy y sé quien eres, sé que somos. Qué somos, nada más que un par de ojos deslumbrados que perciben el actuar, mi actuar, nuestro actuar. Y luego de ser cada una somos una, y somos un todo que carente de una pieza deja de serlo, quiero este todo por una eternidad. Eterno, sonido suave y forzoso que conmueve oídos, más que canciones, más que melodías, más que tu propia voz, la voz de ambas hecha una. Basta.
Y no, esto no basta, es una historia, es un cuento, un relato, un utópico pensamiento anulado a ratos por la razón, imposibilita mi capacidad de seguir soñando, seguir creyendo, fe, esperanzas, sí, contigo las hay.
Dejarnos llevar, eres para mí lo que quiero. Quiero, quiero, quiero.
Buenas, buenas noches.
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