Y luego de una agotadora jornada de ir y volver y al cabo de caminar más que Mario Bross, me detengo y pienso, puesto que he estado ocupada toda mi vida, no tengo tiempo de hacerlo. Y me percaté de lo tanto que he hecho y de lo poco que he aprendido, llegué a conclusiones ínfimas pero que bajo mi punto de vista valen demasiado, tengo tantos miedos que no he superado y que tampoco he puesto el interés en hacerlo. Tantos malos hábitos, cada uno más desagradable que el otro y que por mi parte no puedo cambiarlos son una pieza de mí. No solo cosas malas, me di cuenta de todo lo bueno que he logrado a base de esfuerzo y dedicación y de las pocas cosas que he sido capaz de superar sola, y aunque siútico suene me enorgullezco de mí pero llega un tiempo que mi vida no soy solamente yo y aquella persona que me hace dormir sonriendo, permanecer cabizbaja en su lejanía y llevar una espera letárgica por días, se hace necesaria me doy cuenta que necesito de ella y no puedo, juro que no puedo, imaginar mi vida luego que desaparezca, después de quién dependeré -jamás había dependido de algo o alguien, y lo peor es que me agrada- quién me convertirá mis peores días en unos realmente buenos, quién me hará sonreír con tan solo estar en mi pensamiento, y es ahí cuando me aparece un miedo descomunal que no soy capaz de controlar, y no sé quién seré yo luego de ella y qué sera de mi diario vivir sin ella.No recuerdo el día en que se hizo tan importante y tan vital, no recuerdo en qué momento me sentí verdaderamente enamorada, recuerdo, sí , que antes de esto no escribía para ella y ahora con real honestidad no puedo evitarlo. Apreciar algo tanto se vuelve insano e inseguro, te vuelves frágil y estás pendiendo de aquel ser, y lejos de él tienes miedos, muchos... necesitas de él, quieres y mueres por él, y eres una especie de cantante romántico que dirige sus canciones al amor y poco menos se alimenta del mismo, es patético pero te hace feliz, me está haciendo feliz.
Buenas noches.
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