Sin soledades
sin rencores
no nos extrañemos,
solo volemos
entre las palmas
y las nubes difusas
en el barrio de las viejas
en el infierno del hombre,
aprender a repartir
no se trata
no
ni de mí
ni de ti
observemos
nuestro al rededor
nuestras otras dimensiones.
Heme aquí
cambiando realidades
entre líneas indebidas.
Ni de promesas,
menos de lágrimas
se alimentan,
mi alma,
mis ganas.
Ahora nademos
en la noche anterior
y en ésta
de la mano
y engañémonos
y ahoguémonos luego
en honestidad
sin furia
sin dolor/rencor,
palabras sabias
desde el útero reprimido
desde el beso espontáneo.
Soñémonos de nuevo
y abramos los ojos
para recorrernos
como cual carretera de anhelos
incomprensibles.
-Mientras los pies
no están en la tierra
es mejor volar
olvidar
y volar.
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