Y luego, cuando te sientes desprotegida y estás lejos y te quiero... palabras y más palabras que no llenan un ser tan vulnerable y deseoso de placer, ése intenso sentir del interior más allá de lo tangible, más allá de lo coherente. Te creo mi cura, eres quien sonríe y espanta cada nube que alguna vez se ubicó frente a mi con el fin de obscurecer cada segundo.
Odio aquella impresión de haber sido egoísta, odio que me titulen de egocéntrica aunque quizá lo haya sido, la verdad es que aquel tema me deja tan exhausta que aborrezco al mundo en su totalidad. Debo pensar quién soy para luego observar una mañana más apacible, quieta, clara, más... yo.
Y ese cielo que pierde luz a ratos, y que entre algodones y smog me lleva a profundizar en el porqué siendo el color ni el momento el que importe, sino la felicidad que jamás existió y que sencillamente ahora se disfraza y se esconde tras los miedos que solía demostrar, y esa seguridad que veo reflejada en mi suelo tan inmóvil y parejo.
Me quieres, te quiero con esa mirada agridulce tan propia y bella que intenta arrastrarme hacia un final feliz, de cuentos que realmente, no creo... quisiera hablarte con un tono este tono que te tranquiliza y dormidas ya nuestras mentes, idiotizados nuestros cuerpos, nuestras miradas se encuentran en ese intento de correr, ocultarse por una causa desconocida, y los sueños están intactos pidiendo ser hechos realidad, gritan tan fuerte como pueden con esas voces desgastadas y prometedoras.
Luchamos por lo que es nuestro, pero no somos capaces de pensar en el bienestar de ello, siendo el mismo el que te protege y te guía y lo quieres contigo pero lejos, esa ausencia presente que ni tú ni nadie entiende, esa intención de querer desde adentro mientras sabes que no lo lograrás, y ese algo que no aun no reconoces y te alegra e ilumina paulatinamente, te quiero y por fin estoy segura de lo que digo y hago, te quiero y será como ambas queramos, te quiero y el cansancio no entrará en nuestro vocabulario, te quiero y fin.
Buenas noches...
Créelo, si te ha hecho sentido. Hazlo pues, si lo sientes.
septiembre 27, 2010
septiembre 04, 2010
Relajarme...
Miedo al futuro, ése que te atormenta en cada inicio porque te encargas de ver nada más que el final, ése que cubres con una sonrisa y un Carpe diem. Y para qué un para siempre, si aquel momento en que estás en las estrellas pensando en aquel sujeto que ha llegado sin buscarlo o que te pierdes en un mar de ilusiones y emociones, te sientes totalmente completo, ya no hace falta ninguna cosa más. La alegría se escapa por tus poros, te llena de pies a cabeza, todo es por fin como quieres que sea, pero éso te perturba. Nada es tan perfecto en la realidad, siempre hay algo que no te deja en paz o que interrumpe esa alegría que fue lejana por tanto tiempo y vuelves.
Tengo en el estómago ese sentimiento que había perdido, sin buscarte apareciste y te sumergiste en mi mente como si no hubiese más en que pensar, ya no importan las demás opiniones, anhelada alegría te he vuelto a encontrar. Pero aun sigue ahí aquella sensación de culpa, de haber hecho algo mal, de la necesidad de disculparte no sé con quien, quizá con la sociedad que te somete a un estado lineal sin mayores emociones.
Debo admitir que jamás he buscado quien me acompañe, pero esto fue algo realmente fortuito, algo demasiado inesperado, que si no hubiera tenido la oportunidad de vivirlo, simplemente no lo creo.
Todo es perfectible, pero no encuentro razón de hacerlo, cuando uno quiere es con virtudes y defectos... y los defectos?. Proyecciones más allá de lo normal, intenciones dulces.
Trancada en la lengua aquella frase que compromete, ésas ocho letras que van más allá, tan ilógico y rápido, tanta seguridad y miedo en su mayor simultaneidad, aprender a convivir. Besos esperanzadores, suspiros, y el tiempo se va y llega el final del día donde no quieres más que parar el reloj y correr a esconderte abrazadas eternamente. Perdón...
Buenas noches?
Tengo en el estómago ese sentimiento que había perdido, sin buscarte apareciste y te sumergiste en mi mente como si no hubiese más en que pensar, ya no importan las demás opiniones, anhelada alegría te he vuelto a encontrar. Pero aun sigue ahí aquella sensación de culpa, de haber hecho algo mal, de la necesidad de disculparte no sé con quien, quizá con la sociedad que te somete a un estado lineal sin mayores emociones.
Debo admitir que jamás he buscado quien me acompañe, pero esto fue algo realmente fortuito, algo demasiado inesperado, que si no hubiera tenido la oportunidad de vivirlo, simplemente no lo creo.
Todo es perfectible, pero no encuentro razón de hacerlo, cuando uno quiere es con virtudes y defectos... y los defectos?. Proyecciones más allá de lo normal, intenciones dulces.
Trancada en la lengua aquella frase que compromete, ésas ocho letras que van más allá, tan ilógico y rápido, tanta seguridad y miedo en su mayor simultaneidad, aprender a convivir. Besos esperanzadores, suspiros, y el tiempo se va y llega el final del día donde no quieres más que parar el reloj y correr a esconderte abrazadas eternamente. Perdón...
Buenas noches?
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