Cuando te veo y vibro
como cual campanario
en medio de la ciudad
ese que nadie nota
el mismo que nos
embriagó aquella tarde
de vuelos infinitos
entre las copas
de árboles olvidados
y me enterneces el alma
cada vez que oigo la puerta
un toc y luego dos seguidos
con las manos ansiosas
a la espera de ese beso
honesto
sagaz
dulce.
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