Vuelvo tras haber estado escondida en ese biombo lejano, que me separaba de la vida, me hundí en una insignificante realidad y busqué respuestas, recorrí tu cuerpo como quien fuere un profesional, caminé acompañada de mi silencio y escribí con mis pasos la oculta agonía, volví.
Quiero hurgar en mis memorias y reconstruir tus momentos, no dejarte, concentrarme en mi inquieta respiración y regalarla en un envoltorio que me recuerde a la percepción de ti.
Mírame con tu traslúcida mirada pues quiero leer cada febril pestañeo, bostezo en busca de mi aliento que olvidé en tu boca, lograré que el tú y yo se fundan a pesar del infierno probable.
Controlo la vehemencia que me provocas y reprimo mil anhelos ya que entonces las miradas traicioneras se encargarán de sojuzgarnos, alimentaré tu imaginación con palabras que inventaré, por ti y para ti.
Compañera a pasos lentos, manos tibias, mirada cálida. Esa sensación de soledad tan desagradable se ha ido, no volando -Volar es mi sueño- sino que se fue corriendo hasta desgastar las piernas, pues escapaba de mí y mis penas. No es la primera vez.
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