Oh poeta
que te has vuelto
la perdición de mis infiernos,
aquellos de mil pesadillas
más un dolor infame
he perdido el sueño,
mas jamás los sueños.
Te irás, con un equipaje
más liviano que tus manos
poderosas
que condenan a mis pensamientos
a vivir en agonía
no tan triste
no tan fugaz.
Léeme por las noches
los gemidos que arrancaste
los te amo que se irán
con tu boca
que aprendió a besarme
hasta quitarme el alma.
No me devuelvas
aquello que dejé en ti -no lo quiero-
quítame de una vez
tu voz
que ronda por las noches
que no me deja en paz.
No te lleves mis ganas,
si hay algo que te imploro
es que las dejes conmigo
escondidas tal vez
donde no pueda matarlas.
Vuelve de una vez
y toma mi mano,
guíame en la danza
que algún día
tus labios propusieron.
Ya vete,
sin las palabras
que me regalaste
deja que ellas se encarguen
de acurrucar mi pena
la pena
del alma,
en aquel intento
de volver a nacer.
Seguiré buscándote
con los astros,
impávida de angustia
sola como el ave
que perdió lo que amaba,
dulce como la mirada
que en un obsequio olvidé.
Y si bajo las estrellas tú has de estar, considero probable estudiar astronomía, o simplemente aprovecharé mi desvelo para imprimir mis deseos en forma de letras:
N - L - V - T - L - O - E - A- S - A...
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