Hay más mentiras en tus palabras que miedos en mi interior, el deseo de tenerte se ha vuelto doloroso, el sentimiento de extrañarte otra vez me aterra, y el silencio se hizo parte de las emociones cotidianas.
Porqué si me traicionaste, ella puede creer que serás fiel a tus dichos. La realidad se convirtió en un suplicio, maldito sea el día en que me introduje en tu vida y maldita seas por hacerme caer al piso sin alternativas, sin una puta luz donde guardar proyecciones y esperanza, maldita sea mi vida que del momento en que llegaste no haz hecho más que adormecerla e idiotizarla y luego apagarla en el momento en que se te diera la gana.
Fuiste para mi aquello inexplicable, eso que jamás volveré a sentir, tan profundo y estable, pero tan débil, tan mutable. Como un vidrio que al momento de quebrarlo, rearmar cada pieza se hace infinito y confuso.
El primer día creí que el mundo realmente se me venía abajo, luego el tiempo pasaba y mientras más ocupaciones tenía el olvido se iba asegurando, y cuando me comienzo a enterar de cada mentira, cada traición, cada paso falso que diste, es como volver al primer día, sin el apoyo suficiente.
Verme sin ti nuevamente, y verte feliz, sin mi, se hace tan inusual y molesto. Tu egoísmo me hizo considerarlo como práctica, y luego me siento sucia y estúpida, cuando veo que no hay vuelta atrás.
Pasan las horas tan rápido que sin darme cuenta, el dolor se atenúa, pasan los días y aunque en cada segundo piense en ti, se hace cada vez menos tormentoso, pasan los meses y soy capaz de asimilar mi soledad y la tristeza que en mí haz provocado...
Buenas noches...
No hay comentarios:
Publicar un comentario